Ahora sí ha llegado el invierno brrrr… Y en casa no hay cena de invierno sin una sopa. A menudo es plato único por eso escribo este post, para compartir con vosotros algunos trucos muy sencillos para enriquecer sopas de invierno y que no haya que cocinar nada más.
Recetas de sopas de invierno
En mi opinión creo que hay tres grandes maneras de enriquecer una sopa: con carne, con huevos o con algas.
La última opción sólo es válida cuando estoy sola porque las algas en casa sólo son para mí, ¡No saben lo que se pierden! Unos trocitos de kombu o wakame dan un sabor buenísimo a la sopa y la hacen muy nutritiva…
La opción de los huevos quizá es la más sencilla. Se trata de verter un huevo crudo en la sopa cuando falten un par de minutos para terminar de cocerla. Hay dos opciones, remover para que se rompa o verterlo entero. Si queréis que se rompa y queden trocitos pequeños, podéis batir el huevo en un bol aparte y verterlo poco a poco en la sopa, sin dejar de remover. De esta manera, os quedarán como unos filetes de huevo, algo así como en la foto destacada.
Y por último la carne. Y este punto lo ligo con la receta que os traigo. En la sopa quedan muy bien trocitos pequeños de carne, ya sea desmenuzada o en forma de pequeñas albóndigas. Os dejo un truco para aprovechar carne picada y para tener siempre estas albóndigas a mano.
Condimentamos la carne a nuestro gusto, podemos poner sal, pimienta, ajo, perejil, cilantro… Hay mil opciones. La carne picada puede ser mezclada, de cerdo, de ternera, de pollo, de pavo…

Cogemos la carne picada y hacemos pequeñas bolitas de un par de centímetros como mucho.
Calentamos una sartén con aceite de oliva y las freímos hasta que queden bien cocidas.

Las ponemos sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite.

Una vez frías colocamos las albóndigas en un corte de papel film y las envolvemos. Una vez envueltas, hacemos girar un extremo del papel film. Entonces hacemos girar un lado de las albóndigas, entonces el otro y seguimos hasta el otro lado. Como si hiciéramos caramelos.
¡Y listos! Cuando llegue el atardecer y estéis preparando una buena sopa bastará abrir el congelador, coger las albóndigas que deseéis y verterlas en la olla, ¡Y pasaréis de tener una sopa buena a una sopa deliciosa!
Espero que os sea útil este truco.
Ingredientes
Instrucciones
Condimentamos la carne a nuestro gusto, podemos poner sal, pimienta, ajo, perejil, cilantro… Hay mil opciones. La carne picada puede ser mezclada, de cerdo, de ternera, de pollo, de pavo…

Cogemos la carne picada y hacemos pequeñas bolitas de un par de centímetros como mucho.
Calentamos una sartén con aceite de oliva y las freímos hasta que queden bien cocidas.

Las ponemos sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite.

Una vez frías colocamos las albóndigas en un corte de papel film y las envolvemos. Una vez envueltas, hacemos girar un extremo del papel film. Entonces hacemos girar un lado de las albóndigas, entonces el otro y seguimos hasta el otro lado. Como si hiciéramos caramelos.
Deja un comentario