Hoy os traigo una guarnición de lujo y muy sencilla de hacer: Flores de alcachofa.
Las alcachofas son ideales tanto para acompañar carne como pescado y, aunque evidentemente son mucho más sanas al vapor o hervidas, si las freímos cogen un sabor excepcional.
La manera más tradicional de freírlas es cortándolas en tiras finas y así conseguimos unas chips de alcachofa, pero hoy os traigo una manera diferente de presentarlas, en forma de flor.

Empezamos limpiando las alcachofas. Debemos pelar el tallo y cortar la punta que se suele ennegrecer. Entonces, sacamos las hojas más duras de la parte de fuera y cortamos la alcachofa a media altura, para sacar las puntas de las hojas.

Abrimos con los dedos las hojas del exterior para darle aspecto de flor y entonces las ponemos boca abajo y las apretamos para que se acaben de abrir.

Calentamos la freidora o, en su defecto, un cazo con aceite abundante.
Freímos las alcachofas, de una en una, aguantándolas boca abajo para que no pierdan la forma de flor.

Una vez ya están un poco cocidas, podemos dejarlas y las vamos girando para que se cuezan de todos los lados.

Las sacamos de la freidora y las dejamos sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite. Podemos volver a abrirlas un poco más con los dedos. ¡Con cuidado de no quemarse! Las salamos al gusto.
¡Y listos! Ya tenemos unas bonitas flores de alcachofa para acompañar nuestros platos. Espero que os guste la idea y que intentéis hacerla.
¡Buen provecho!
Ingredientes
Instrucciones

Empezamos limpiando las alcachofas. Debemos pelar el tallo y cortar la punta que se suele ennegrecer. Entonces, sacamos las hojas más duras de la parte de fuera y cortamos la alcachofa a media altura, para sacar las puntas de las hojas.

Abrimos con los dedos las hojas del exterior para darle aspecto de flor y entonces las ponemos boca abajo y las apretamos para que se acaben de abrir.

Calentamos la freidora o, en su defecto, un cazo con aceite abundante.
Freímos las alcachofas, de una en una, aguantándolas boca abajo para que no pierdan la forma de flor.

Una vez ya están un poco cocidas, podemos dejarlas y las vamos girando para que se cuezan de todos los lados.

Las sacamos de la freidora y las dejamos sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite. Podemos volver a abrirlas un poco más con los dedos. ¡Con cuidado de no quemarse! Las salamos al gusto.
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